La Parcería

El 01 de junio de 1999, el diario El País de España tituló uno de sus artículos con la contundente frase: Poner Puertas al Mar, seguramente buscando ironizar sobre una posible solución para controlar los desbordados flujos migratorios que se presentaban, y se presentan, por todo el mundo. 

Con esta premisa, emprendí la tarea de hacer comprobaciones poéticas a esa, y muchas más, soluciones absurdas planteadas para resolver los problemas de migración que se suscitan día tras días en diferentes latitudes del planeta. 

El proyecto ya ha arrojado puertas en varios mares, una en el mar Mediterráneo que lo atraviesan cientos de miles de inmigrantes africanos y asiáticos para intentar llegar a Europa. Otra en el Caribe y más exactamente en el Estrecho de La Florida entre La Habana y Miami que en un momento fue el paso fronterizo más famoso del mundo. Y por último hasta ahora, en el Golfo de Urabá, en las costas de Necoclí, en las proximidades de la frontera entre Colombia y Panamá por donde actualmente transitan miles de personas con el ánimo de completar su travesía por tierra, atravesando todo Centro América, hasta llegar el país de las supuestas oportunidades. Estas acciones ponen de manifiesto los marritorios fronterizos que, a pesar de la inmensidad del mar, se marcan y delimitan como las vallas y los cercos, pero que al final, siguen evidenciando la porosidad de los límites y la incapacidad que han demostrado las políticas para contenerlos.